El Dolmen de La Pastora, fue descubierto por casualidad en 1860, cuando se desarrollaban trabajos agrícolas en la finca “Divina Pastora” de la que luego el monumento tomaría su nombre. La Pastora se organiza con un corredor de 42 metros de longitud que conduce a una cámara circular relativamente pequeña de 2,5 metros de diámetro y 3 de altura. El corredor está construido mediante hiladas de pizarra superpuestas desde el suelo, cubierto por ortostatos de caliza y granito, y pavimentado con un enlosado de piedra. Además, el corredor, se divide en cuatro tramos separados por puertas adinteladas, lo cual constituye un rasgo funcional interesante que se constata en otras construcciones megalíticas ibéricas.
La petite mort Contraplano 2008 |
La división del largo corredor en varios tramos, marcados y separados más o menos sutilmente por elementos físicos tales como jambas, escalones (es posible que incluso puertas), sugiere la importancia conceptual y simbólica del corredor como espacio de transición desde la esfera de la realidad viva hacia el dominio de lo sobrenatural, transición que se verifica en diversas fases o estadios. El espacio de la cámara tiene forma aproximadamente hemiesférica debido a la techumbre de forma abovedada, que se remata con una gran losa de granito. A media altura de la cámara se sitúa una hornacina, posiblemente para la colocación de ofrendas.
La petite mort Contraplano 2008 |
Más allá de su extraordinario diseño y sus peculiares dimensiones, la arquitectura de La Pastora muestra otros indicios de haber sido un lugar sagrado muy especial. Para empezar, está el hecho de su anómala orientación astronómica (esto es hacia el ocaso), que se sale completamente de la norma casi universalmente predominante en los megalitos ibéricos, orientados hacia el orto solar.
Contraplano 2008 |
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