El yoga en absoluto se ha visto libre de este fenómeno de degeneración y falsificación. Y encima hay aquellos que se refieren al yoga auténtico -que hay que velar por él y recuperar- somo si fuera algo anticuado, que es lo mismo que decir que el juego del Ajedrez lo es y hay que modificarlo. Está en la mentalidad humana desnaturalizar, falsear, corromper y, desde luego, interesarse más por lo banal que por lo esencial. Han surgido todo tipo de pseudoyogas, y algunos se presentan como beneficiosos y resulta que tienen muchos más inconvenientes que beneficios. Las corrientes pseudoyóguicas no hacen otra cosa que perjudicar tanto la salud física como la mental y nada tienen que ver con el genuino yoga y su profundo y amplio alcance. Lo que se ha hecho muchas veces, para mejor venderlo y mejor lucrarse el que está detrás de ello, es mostrarlo como un simple adiestramiento del cuerpo, sustrayéndole su verdadero sentido. Según el estándar de belleza actual, la gente quiere tener un cuerpo esbelto, aunque por dentro sea una calamidad y aunque la mente se aun contenedor de pensamientos negativos, egoísmo y tendencias insanas. Se venden hoy en día tipos de "yoga" que nada tienen que ver con el yoga real y muchos practicantes se olvidan por completo del pranayama y la meditación, u otros métodos, centrándose obsesiva y compulsivamente en los asanas (posturas), sin realizar el verdadero trabajo consciente sobre el cuerpo que exige el hatha-yoga. La tragedia del yoga es que lo hayan convertido en un yoga atlético o deportivo, en un culto al cuerpo, dando paso a la estampa del campeón, el narcisismo y el reforzamiento del ego. Ha nacido un nuevo síndrome que denomino el "sindrome de la tarima", el de aquellos que solo por dar clases, se muestran engolados, arrogantes y neuroticamente narcisistas. Para utilizar el yoga solo atléticamente es mucho mejor, no se dude, entrenarse en cualquier deporte o actividad gimnástica. Otra tragedia para el yoga ha sido que determinados mentores indios, deslumbrados por la demanda occidental, hayan hecho concesiones inexcusables falseando la verdadera enseñanza. Ellos han sido los más grandes traidores a su causa. Y una tercera tragedia es su paso por Norteamérica donde no pocos mentores, ávidos de notoriedad y dólares, han deformado y adulterado el yoga a su antojo, con tal de satisfacer sus propios intereses.
Me escribe Alvaro Enterría (editor, escritor, que vive desde hace más de tres décadas en Benarés) y me dice:
"Una labor muy necesaria es la de desenmascarar todos los neoyogas, neovedantas y neotantras, que desfiguran las auténticas tradiciones. Es el aspirante el que debe hacer el esfuerzo para ponerse a la altura de las enseñanzas, no éstas las que deben bajar al nivel de los aspirantes. Es una pena que una tradición que tiene por fin acabar con la identificación de la persona con su cuerpo y su mente, se convierta en un culto al cuerpo como dices, y una técnica para mejorar la mente para poder funcionar mejor en los negocios y el samsara (lo fenoménico). Hay una demanda espiritual sin esfuerzo, y de disfrute, y así que se les da eso. Muy poca gente dispuesta a hacer el sacrificio que una auténtica vía espiritual conlleva. Hoy en día todo vale, hay una enorme confusión".
Por su parte, Agustín Pániker (editor, escritor, incansable viajero por Oriente) declara:
"No puedo estar más de acuerdo con Alvaro y contigo. El mundo de la espiritualidad está lleno de aprovechados y caraduras. Yo creo que siempre lo ha estado, pero ahora, con el dinero que se mueve, se ha convertido en un verdadero bazar de los ladrones., Rebosante de charlatanes. En fín, es nuestra época".
Hemos recibido una preciosa herencial espiritual que debemos respetar y cuidar. Es el resultado de las mentes más realizadas de la Humanidad, que os ha legado una sabiduría perenne que ha florecido en todas las épocas y latitudes, para que el ser humano pueda llevar a cabo el trabajo interior y conseguir la evolución de la consciencia"
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