domingo, 2 de febrero de 2014

COMPETENCIAS ESPIRITUALES. Magdalena Sánchez Santiago

Espinoso de Compludo 2000 Contraplano
El término” competencias” lo cogemos prestado del mundo de la educación donde se  usa habitualmente.
Sigo a Claudio Naranjo en su libro “La revolución que esperábamos” que no es otra que el despertar de la consciencia.

Existen una serie de competencias existenciales  o vitales que forman parte de nuestra naturaleza humana y que hemos ido olvidando, atrofiando a lo largo de nuestra historia colectiva,sin ellas  nos situamos en el camino de la infelicidad, desarrollando una relaciones humanas  incapaz de crear una sociedad sana.

Estas competencias están apoyadas por las distintas tradiciones espirituales, el amor al prójimo y la devoción del cristianismo,la atención al aquí y al ahora del budismo, el desapego del taoísmo, y la entrega a la corriente de la vida de las religiones Dionisiacas, el autoconocimiento de las escuelas espirituales de oriente, etc, son un conjunto de competencias existenciales  que forman las dimensiones de una espiritualidad integral, estos legados  espirituales del mundo van convergiendo en nuestra sociedad  postmoderna, y van quedando atrás las liturgias, los ritos, los ropajes.

Esta visión integradora está tomando vigencia, los primeros  pasos se han dado con el movimiento ecuménico,se está apoyando creo yo desde altas instancias.  En Barcelona en el centro de estudios Vidal y Barraquer existe un master de” espiritualidad transcultural” y creo que los jesuitas que han abierto en Sevilla universidad también lo tienen proyectado.


LA MEDITACIÓN: es el arma principal y fundamental, porque con ella conseguimos la quietud mental, es importante la quietud del cuerpo y de la mente, decía Pascal que todo el problema de la sociedad consistía en que la gente  no sabe quedarse quieta en su habitación un cuarto de hora al día. El silencio mental cura las compulsiones del ego,y nuestras necesidades neurótica, y está claro que sin la quietud mental no hay encuentro con la consciencia, con el misterio.

ATENCION AL AQUÍ Y AL AHORA: en el mundo anglosajon  usan el termino minfull, mente plena. Vivir el presente no cotiza hoy. Se trata no solo de estar atenta a mi presente, sin estar mentalmente en otro sitio, sino de sentir nuestra existencia, aprehensión del presente, sensación de existir. Hay dos niveles en el presente, un nivel mas superficial,que se alcanza con la mente callada y atento a lo que vivo ,y un nivel mas profundo “el presente subyacente” que es situarse en el lugar donde todas las cosas ocurren, es la aprehensión del presente.

EL DESAPEGO: o desprendimiento es una vivencia  del taoísmo, son nuestros deseos los que nos apartan de una vida profunda,y nos llevan a la compulsión, (eros el eterno insatisfecho) y el camino es  coger cierta distancia de los deseos y llegar al desprendimineto.

ENTREGA A LA CORRIENTE DE LA VIDA: es entrega a la espontaneidad, entrega a lo que la vida nos presenta en cada momento, fluir con la vida, y entrega también a lo que uno es de fondo, al desarrollo de sus capacidades y talento innatos, entrega también a la naturaleza. Disfrute.

EL AMOR Y LA COMPASIÓN : lo conocemos porque es uno de los pilares de nuestra tradición  religiosa.

AUTOCONOCIMIENTO: muy desarrollado en las escuelas orientales, donde en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos estaba escrito conócete a ti mismo, hoy se discute sobre el sentido de esta frase.   Se interpreta que Socrates cuando recibe el oráculo, lo recibe con un sentido profundo, no de autoconocimiento psicológico, sino como “conoce tu realidad profunda, la
captación de un nivel de realidad mas profundo,más alla de las cosa aparentes.
En el mundo espiritual se atraviesa una barrera, encontrarse con el si mismo profundo que es la consciencia misma.

El que encuentra  el si mismo, encuentra el sentido de la vida, encuentra la plenitud, el Tao,lo divino, el camino crístico, el camino búdico, el gran espíritu.
En definitiva el contacto con el centro de nosotros mismos, es el contacto con lo sagrado, es el alimento espiritual.

 Magdalena Sánchez Santiago

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