Estamos viviendo desde hace unos
años una crisis del sistema político que se instaló en España al finalizar la
dictadura. Y nos creemos que esta crisis es única, y que no ha pasado antes,
pero como decía el clásico “los hombres que no conocen su historia están
condenados a repetirla”, por eso he pensado dar un repasito.
Desde comienzos del siglo XIX,
que se establece en España el régimen liberal, se inicia un proceso de aceleración
histórica, estableciéndose una dinámica que se viene repitiendo desde entonces
y que consiste en que se asienta un régimen político que consta de una
constitución, un rey y unos partidos políticos, que en principio satisface las
necesidades del momento pero que con el paso del tiempo se produce un cambio en
la sociedad y en sus necesidades de modo que el sistema establecido se
anquilosa y no da respuesta al nuevo contexto.
Ocurre siempre que el partido
gobernante pierde la conexión con la calle e ignora los movimientos que surgen siempre
por el lado más progresista, incluso menosprecia lo nuevo que emana de la sociedad. Ante el
temor de perder el poder, el partido gobernante hace alianza con el otro
partido del sistema (recuérdese la unión liberal, partido que se formó con los
moderados y parte del partido progresista) entonces lo nuevo era el partido
demócrata,que asustaba a todo el mundo. Pasado el sexenio revolucionario y
establecido un nuevo régimen, una nueva constitución (1876), un nuevo rey
Alfonso XII y unos nuevos partidos, el
conservador y el liberal, integrados parte de los demócratas en el partido
liberal fusionista de Sagasta, surgió un nuevo partido a la izquierda: el partido
socialista obrero español y los republicanos, que fueron integrados en el sistema
y alcanzaron cuotas de poder en la segunda república.
Se restablece la democracia en
1977, nuevo rey, nueva constitución
nuevos partidos, y en estos momentos 2014, surge un nuevo partido por la
izquierda, Podemos, no hay que asustarse pues, ESTAMOS REPITIENDO LA MISMA DINÁMICA
DE HACE DOSCIENTOS AÑOS.
Y por lo que se ve no hemos
aprendido. El partido popular acaba de comunicar que no va a cambiar la constitución, ni la ley de
partidos ni la ley electoral, ni el papel de los órganos reguladores, nada de
nada.
Si el partido gobernante no hace
los cambios necesarios, vendrá otro que los hará, en la próxima legislatura o
en la siguiente si es que los partidos del actual sistema forman la gran
coalición y retrasan la llegada de lo nuevo.
Esperemos que todo se haga de la
mejor manera posible, y en beneficio de todos.
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