El yoga aprecia al cuerpo en su justo valor. Sabe que un cuerpo debil o enfermo se puede volver un obstáculo en la senda hacia la libertad interior. Un cuerpo saludable y resistente, por el contrario, es una buena garantía en todos los órdenes y está mucho mejor dispuesto para llevar a cabo las prácticas de introspección y meditación. Se dice en el yoga que el cuerpo es el templo de Dios, dando a entender la importancia que tiene en la senda del autodesarrollo.. Por la conquista del cuerpo se va llegando a la de la mente. Las distintas técnicas del hatha-yoga inciden sobre todo el organismo y ni una sola función pasa desapercibida. Tales técnicas son: los esquemas corporales o asanas, las técnicas de control respiratorio o pranayama, los procedimientos de control neuromuscular o bandhas y la relajación profunda o savasana. Tambien hay técnicas muy especiales para una higiene muy profunda del cuerpo, desde la limpieza de la laringe a la del colon, o de las fosas nasales o del recto. Asi las energías fluyen más libremente y hay más vitalidad y salud.
Para el yoga el ser humano es un universo en miniatura o microuniverso. Las leyes que rigen el cosmos rigen el microcosmos. De ahí el antiguo adagio que reza: "Lo que es arriba es abajo". El practicante tiene que aprender a regular equilibradamente todos los aparatos de su cuerpo. Por eso el yoga es una técnica de control y equilibrio psicosomático, sin olvidar el ideal de la realización de sí.
A fin de que el microcosmos o persona funcione mejor y más armónicmente, hay que aprender a:
- Alimentarse.
- Respirar.
- Descansar.
- Dormir.
- Pensar y dejar de pensar. Las técnicas de hatha-yoga se pueden aplicar preventiva, terapeutica y recuperativamente. Como explico en mi libro "En El Límite", que se centra sobre la enfermedad que tantos días me puso al borde de la muerte, los ejercicios de yoga me fueron fundamentales en la recuperación. Se han hecho pruebas en infinidad de laboratorios científicos de muhos paises, para constatar cómo los métodos yóguicos inciden en los sistemas corporales. Yo mismo me sometí a las primeras pruebas medico-yoguicas realizadas en nuestro país, para verificar la eficacia de dichas influencias.
Para ir restableciendo un perfecto equilibrio en el ser humano, el yoga considera que el aprendizaje respiratorio es fundamental. Respiramos de quince a veinte veces por minuto y hay que aprender a respirar conscientemente y en mayor profundidad y con el ritmo adecuado. La respiración es la más esencial fuente de vitalidad en el ser humano, por lo genral respiramos irregularmente y de forma muy superficial. Ya decían los antiguos sabios chinos que lo primero que una persona debería aprender es a respirar. Existe una estrechísima interrelación entre la mente y la respiración, tanto es asi que los yoguis señalan que la mente es el jinete y la respiración es el caballo. En la medida en que se controla la respiración, tambien se aquieta la mente. Hay un gran número de técnicas para aprender a dominar la réspiración y aprovechar al máximo su beneficio.
El yoga fue el precursor de la ciencia psisocomática, miles de años antes que siquiera se esbozara en Occidente. Cuerpo y mente se corresponden e interpenetran. No puede haber equilibrio si el cuerpo y la mente no operan armónicamente y bien interrelacionados. Por la mente se llega al cuerpo; por el cuerpo se llega a la mente. Por eso hay terapias que van al cuerpo y otras que van a la mente, pero mente y cuerpo forman una indisoluble unidad. Para que el equilibrio sea lo más estable posible, nosotros proponemos:
- Una adecuada actitud de vida.
- En lo posible,evitación de disgustos, estrés y preocupaciones.
- La práctica de las técnicas del hatha-yoga.
- La práctica de la meditación y el entrenamiento metódico de la atención.
-Mejorar la relación con los demás.
- Llevar a cabo la acción pero sin agitación.
- Observarse para conocerse y poder actualizar los potenciales internos latentes.
La práctica la consideramos tan esencial que de ahí el antiguo adagio "Vale más un gramo de práctica que toneladas de teoría". Uno mismo se va conviertiendo en el artífice de su equilibrio psicosomático. El cuerpo y la mente se convierten en dos preciosos instrumentos de los que servirse en la senda hacia la libertad interior.
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