El yoga es un mapa, una brújula para tomar la dirección adecuada. Nos ofrece procedimientos milenarios para trabajar el cuerpo, las energías, la mente y las emociones.
El yoga es aceptación consciente, no resignación fatalista. Uno trata de convertirse, con humildad, en su propio soberano. Solo los necios no quieren progresar hacia el sosiego y la dicha interior.
El yoga es equilibrio y el equilibrio es orden, precisión y bienestar. ¿Quién otros que los necios no anhelan equilibrio, que es salud y alegría?
Nunca el yoga es represión; nunca consiste en mutilar nuestras mejores energía, sino en potenciarlas y reorientarlas.
Si las enseñanzas no se llevan a la práctica, no transforman. La lógica por sí misma y los conceptos no nos cambian, porque el pensamiento sin acción no es transformativo. La senda del conocimiento debe enmarcarse en la senda de la acción generosa.
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