Antes de explicar la tercera generación
feminista quiero hacer un breve recorrido por las dos anteriores.
Feminismo de primera generación: En
1848 la situación de la mujer era claramente discriminatoria, a modo
de ejemplo digamos solo que no podía ni siquiera administrar bienes
de su propiedad, un circulo de cinco mujeres americanas se reunió
para estudiar la situación y encontró dieciocho perjuicios legales
con respecto a los hombres, el mas llamativo era el de la educación.,
este mismo año se celebró la primera convención de los derechos de
la mujer, y de ahí surgió el movimiento sufragista que intentaba
conseguir el voto para la mujer con enorme resistencia, el proyecto
fue presentado en el congreso en cuarenta y cinco ocasiones hasta
que fue ratificado en 1920, en Estados Unidos, en España el voto
femenino se consiguió durante la primera república.
El movimiento feminista sufrió un
parón a causa de la II guerra mundial donde la mujeres tuvieron que
sacar el país adelante, y en la posguerra la mujer vuelve a ocupar
el papel de tradicional, “ esposa y madre en la vida”
consecuencia de esto es el baby –boon (1946-1964).
Feminismo de segunda generación.
La tercera generación del feminismo se
centra más en interior de la mujer, existe un número creciente de
círculos de mujeres centrados en el estudio y desarrollo de la
psique femenina, sobre todo en el ámbito de la sabiduría interior y
de la espiritualidad.
ContraPlano 1993 |
En estos momentos en que iniciamos un
nuevo siglo, un nuevo milenio, se calculan que existen en el mundo
unos cuarenta y cinco millones de mujeres que han sido modeladas por
el movimiento feminista, nunca ha existido en la historia tal
cantidad de mujeres con tanta independencia tantos recursos, tanta
prepación y tanta capacidad de actuación.
Estas mujeres conocen sus necesidades
internas y externas, confían en si misma y en las demás y tienen
delante de si un reto extraordinario en estos momentos en los que el
clima político social económico y cultural es de cambio,el reto es
el cambio hacia los valores de lo eterno femenino.
Magdalena Sánchez Santiago
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