MAESTRO:
En una de sus pláticas a los niños usted dijo que cuando surge un
problema uno debe resolverlo de inmediato. ¿Cómo ha de hacerse eso?
KRISHNAMURTI:
Para resolver un problema inmediatamente, usted tiene que comprender
el problema. ¿Es la comprensión de un problema una cuestión de
tiempo o es cosa de percepción intensa, de intensidad en el ver?
Digamos que yo tengo un problema, que soy vanidoso. Es un problema
para mí en el sentido de que crea un conflicto, una contradicción
dentro de mí. Es verdad que soy vanidoso y también es cierto que no
quiero serlo. Primeramente debo entender el hecho de que soy
vanidoso. Tengo que vivir con ese hecho. Debo no sólo estar
intensamente atento al hecho, sino comprenderlo en su totalidad.
Ahora bien, ¿es una cuestión de tiempo la comprensión? Puedo ver
el hecho de inmediato, ¿verdad? Y la instantaneidad de la
percepción. de ver, disuelve el hecho. Cuando veo una cobra, hay
acción instantánea. Pero no veo la vanidad del mismo modo. Cuando
veo la vanidad, o bien me gusta y por lo tanto continúo con ella, o
no la quiero porque genera conflicto. Si no genera conflicto, no hay
problema.
La
percepción y la comprensión no pertenecen al tiempo. La percepción
es cuestión de intensidad en el ver, un ver que es total.
¿Cuál es la naturaleza de ese ver algo totalmente? ¿Qué es lo que a uno le da la capacidad, la energía, la vitalidad, el impulso de encarar algo de inmediato, con toda su energía no dividida? En el momento que uno ha dividido la energía, surge el conflicto y, por lo tanto, no existe el ver, no existe la percepción de algo en su totalidad. Ahora bien, ¿qué es lo que le da la energía para hacerlo saltar cuando ve una cobra? ¿Cuáles son los mecanismos que hacen que todo el ser, orgánico y psicológico, salte sin vacilación alguna, de manera que la reacción sea inmediata? ¿Qué es lo que ha intervenido en esta inmediatez? Han intervenido varias cosas en esa acción inmediata: miedo, protección natural, los cuales deben estar presentes, el conocimiento de que la cobra es mortífera.
¿Cuál es la naturaleza de ese ver algo totalmente? ¿Qué es lo que a uno le da la capacidad, la energía, la vitalidad, el impulso de encarar algo de inmediato, con toda su energía no dividida? En el momento que uno ha dividido la energía, surge el conflicto y, por lo tanto, no existe el ver, no existe la percepción de algo en su totalidad. Ahora bien, ¿qué es lo que le da la energía para hacerlo saltar cuando ve una cobra? ¿Cuáles son los mecanismos que hacen que todo el ser, orgánico y psicológico, salte sin vacilación alguna, de manera que la reacción sea inmediata? ¿Qué es lo que ha intervenido en esta inmediatez? Han intervenido varias cosas en esa acción inmediata: miedo, protección natural, los cuales deben estar presentes, el conocimiento de que la cobra es mortífera.
Ahora
bien, ¿por qué no tenemos la misma acción enérgica con respecto a
la disolución de la vanidad? Estoy tomando la vanidad como un
ejemplo. Existen diversas causas que han contribuido a mi falta de
energía. Me gusta la vanidad, el mundo se basa en ella, es el
fundamento del modelo de comportamiento Social, me proporciona cierta
sensación de vitalidad, cierta cualidad de dignidad, de
superioridad, la impresión de que soy un poco mejor que otros. Todo
esto obstruye esa energía que se necesita para disolver la vanidad.
Entonces, o bien analizo todas las causas que han obstaculizado mi
acción, impidiéndome disponer de la energía para encarar la
vanidad, o veo el hecho de inmediato. El análisis es un proceso de
tiempo, un proceso de postergación. Mientras estoy analizando, la
vanidad continúa y el tiempo no va a terminar con ella. De esta
manera, tengo que ver la vanidad en su totalidad, pero carezco de la
energía necesaria para ver. Ahora bien, reunir la energía disipada
requiere que lo haga no sólo cuando me estoy enfrentando a un
problema como la vanidad, sino que debo estar acumulando energía
todo el tiempo, incluso cuando no hay ningún problema. Nosotros no
tenemos problemas permanentemente. Hay momentos en que no tenemos
ninguno. Si en esos momentos acumulamos energía - acumular en el
sentido de estar despiertos-, entonces, cuando surge el problema,
podemos hacerle frente sin pasar por el proceso del análisis.
MAESTRO:
Existe otra dificultad. Cuando no hay problemas ni estamos acumulando
esta energía, tiene lugar cierta forma de actividad mental.
KRISHNAMURTI:
Hay un desgaste de energía en la mera repetición, en reaccionar a
la memoria, a la experiencia. Si observa su propia mente, verá que
un suceso placentero se repite una y otra vez. Usted quiere regresar
a él, quiere pensar en él, y por lo tanto el suceso adquiere cierto
ímpetu. Cuando la mente está alerta, no hay disipación. ¿Es
posible dejar que ese ímpetu, que ese pensamiento florezca? Esto
implica no decir nunca «esto está bien o está mal», sino vivir el
pensamiento hasta el final, sentir que el pensamiento puede florecer
de manera que se termine por sí mismo.
¿Deberíamos
abordar el problema de otro modo? Hemos estado hablando de crear una
generación con una nueva cualidad de la mente. ¿Cómo lo haremos?
Si yo fuera maestro aquí, éste sería mi interés fundamental, y es
obvio que un buen educador lleva este interés en el corazón:
producir una mente nueva, una nueva sensibilidad, un nuevo sentir
hacia los árboles, el cielo, el firmamento, los ríos, crear una
conciencia nueva, no la vieja conciencia refundida en un nuevo molde.
Me refiero a una mente completamente nueva, no contaminada por el
pasado. Si ése es mi interés, ¿cómo lo llevo a cabo?
En
primer lugar, ¿se puede producir una mente nueva de tal naturaleza?
No una mente que sea una continuación del pasado en un nuevo molde,
sino una mente no contaminada. ¿Es eso factible, o debe el pasado
continuar en el presente para ser modificado y puesto en un nuevo
molde? En cuyo caso no hay nueva generación: es la vieja generación
que se repite en una forma nueva. Yo creo que es posible crear una
generación nueva. Y pregunto: ¿Cómo he de hacer, no sólo para
experimentar esto en mí mismo, sino para expresárselo al
estudiante?
Si
yo veo algo experimentalmente en mí, no puedo dejar de expresárselo
al estudiante. Indudablemente, no es una cuestión de yo y el otro,
sino algo compartido, ¿ verdad? ¿Cómo he de producir, entonces,
una mente que no esté contaminada? Usted y yo no somos recién
nacidos, hemos sido contaminados por la sociedad, por el hinduismo,
por la educación, por la familia, la sociedad, los periódicos.
¿Cómo nos abrimos paso a través de la contaminación? ¿Digo que
ésta forma parte de mi existencia y la acepto? ¿Qué hago, señor?
Aquí tenemos un problema: nuestras mentes están contaminadas. Para
los de mayor edad es más difícil abrirse paso. Usted es
comparativa-mente joven y el problema es descontaminar la mente.
¿Cómo ha de hacerse?
O
bien es posible o no lo es. Entonces, ¿cómo ha de descubrir uno si
lo es o no? Me gustaría que se metiera de lleno en esto.
¿Sabe
lo que significa la palabra «negación»? ¿Qué significa negar el
pasado, negar que uno es hindú? ¿Qué entiende usted por la palabra
«negar»? ¿Ha negado algo alguna vez? Existe una negación
verdadera y una falsa negación. La negación que obedece a un motivo
es una negación falsa. Negar con un propósito, con una intención,
negar con un ojo puesto en el futuro no es negar. Si yo niego algo
con el fin de conseguir otra cosa, eso no es negación. Pero existe
una negación que no obedece a un motivo. Cuando niego sin saber qué
es lo que me depara el futuro, ésa es la verdadera negación. Niego
ser hindú, niego pertenecer a organización alguna, niego cualquier
credo particular, y en esa misma negación me vuelvo completamente
inseguro. ¿Conoce usted una negación semejante, ha negado algo
alguna vez? ¿Puede negar de este modo el pasado, negar sin saber lo
que el futuro le depara? ¿Puede negar lo conocido?
MAESTRO:
Cuando niego algo, digamos el hinduismo, hay una comprensión
simultánea de lo que es el hinduismo.
KRISHNAMURTI:
Lo que discutíamos es la posibilidad de producir una mente nueva.
Una mente que está contaminada no puede ser nueva. Así que estamos
hablando de la descontaminación y si ésta es posible. Y en relación
con eso comencé por preguntar qué es lo que usted entiende por
negación, porque me parece que la negación tiene muchísimo que ver
con esto. La negación tiene que ver con una mente nueva. Si yo niego
limpiamente, sin raíces, sin motivos, ésa es la negación real.
Ahora bien, ¿es posible? Mire, si yo no niego por completo la
sociedad en la que ¿están incluidas la política, la economía, las
relaciones sociales, la ambición, la codicia, si no niego todo eso
por completo, es imposible descubrir qué significa tener una mente
nueva. Por lo tanto, el primer paso en asentar los cimientos consiste
en negar las cosas que he conocido. ¿Es eso posible? Es obvio que
las drogas no van a producir una mente nueva: nada la producirá,
excepto una negación total del pasado. ¿Es eso posible? ¿Que dice
usted? Y si he respirado el perfume, si he visto, si he gustado una
negación de tal naturaleza, ¿cómo haré para comunicársela al
estudiante? Él debe tener lo conocido en abundancia: matemáticas,
geografía, histeria, y, no obstante, debe estar plena e
inexorablemente libre de lo conocido.
MAESTRO:
Señor, todas las sensaciones dejan un residuo, una perturbación que
conduce a diversos tipo de conflicto y otras formas de actividad
mental. El enfoque religioso tradicional consiste en renunciar a
estas sensaciones mediante la disciplina y la negación. Pero en lo
que usted dice parece haber una receptividad elevada con respecto a
tales sensaciones, de modo que las sensaciones se perciben sin
distorsión alguna y sin residuo.
KRISHNAMURTI:
Ésa es la cuestión. Sensibilidad y sensación son dos cosas
diferentes. Una mente que es esclava del pensamiento, de la
sensación, de los sentimientos, es una mente residual. Goza con los
residuos, disfruta pensando en el mundo placentero y cada pensamiento
deja una huella, que es el residuo. Cada pensamiento sobre un
determinado placer que usted ha experimentado deja una marca que
contribuye a la insensibilidad. Es obvio que eso entorpece la mente;
la disciplina, el control y la represión la embotan todavía más.
Yo digo que la sensibilidad no es sensación, que la sensibilidad
significa que no hay marcas, que no hay residuos. ¿Cuál es,
entonces, la cuestión?
MAESTRO:
¿La negación de que usted habla es diferente de la que consiste en
restringir las sensaciones?
KRISHNAMURTI:¿Cómo
ve usted esas flores, cómo ve su belleza y es completamente sensible
a ellas de modo que no haya residuos, ni recuerdos, para que cuando
vuelva a verlas una hora más tarde, usted vea una nueva flor? Eso no
es posible si la ve como una sensación y asocia esa sensación con
las flores, con el placer El modo tradicional es excluir por completo
lo placentero porque tales asociaciones despiertan otras formas de
placer; por eso usted se disciplina para no mirar. Extirpar la
sensación con un bisturí es algo inmaduro. ¿Cómo han de hacer
entonces la mente y los ojos para ver el extraordinario color sin que
deje marca alguna?
Yo
no estoy pidiendo un método. ¿Cómo surge ese estado? De otro modo
no podemos ser sensibles. Es como una placa fotográfica que recibe
impresiones y se renueva a sí misma. Es expuesta y, sin embargo, se
vuelve negativa para la siguiente impresión. Así, todo el tiempo,
la mente se está purificando de cada placer. ¿Es eso posible o en
lugar de tratar con hechos estamos jugando con las palabras?
El
hecho que veo claramente es que cada sensibilidad residual, cada
sensación embota la mente. Niego ese hecho, pero no sé qué
significa ser tan extraordinaria-mente sensible que las experiencias
no dejen huella y, no obstante, vea esa flor con plenitud, con
tremenda intensidad. Veo como un hecho innegable que cada sensación,
cada sentimiento, cada pensamiento deja una huella, moldea la mente,
y que esas impresiones no pueden en modo alguno producir una mente
nueva. Veo que tener una mente con huellas implica muerte, de modo
que niego la muerte. Pero no conozco lo otro. También veo que una
buena mente es sensible, sin el residuo de la experiencia.
Experimenta, pero la experiencia no deja secuelas de las que extraiga
más experiencias, más conclusiones, más muerte.
Niego
lo uno y desconozco lo otro. ¿Cómo va a tener lugar esta transición
de la negación de lo conocido a lo desconocido?
¿Cómo
niega uno? ¿Niega uno lo conocido, no en grandes sucesos dramáticos,
sino en los pequeños acontecimientos? ¿Niego cuando me estoy
afeitando y recuerdo lo bien que lo pasé en Suiza? ¿Niega uno el
recuerdo de un rato agradable? ¿Se da uno cuenta de ello y lo niega?
Eso no es dramático, no es espectacular, no se entera nadie. Y, sin
embargo, esta constante negación de las cosas pequeñas, estas
pequeñas eliminaciones, las pequeñas borraduras, y no sólo una
impresionante gran limpieza, son esenciales. Es esencial negar el
pensamiento como recuerdo, agradable o desagradable, cada minuto del
día y a medida que va surgiendo. Uno hace esto sin ningún motivo,
no lo hace con el fin de entrar en el extraordinario estado de lo
desconocido. Usted vive en el Valle de Rishi y piensa en Bombay o
Roma. Esto crea conflicto, embota la mente, la divide ¿Puede verlo y
descartarlo'.? ¿Puede seguir descartándolo, no porque desee entrar
en lo desconocido? Usted nunca puede saber lo que es lo desconocido,
porque en el momento en que lo reconoce como lo desconocido se
encuentra nuevamente en lo conocido. El proceso de reconocimiento es
un proceso por el cual lo conocido continúa. Como no sé qué es lo
desconocido, sólo puedo hacer lo siguiente: ir desprendiéndome del
pensamiento conforme va surgiendo. Usted ve esa flor, la siente, ve
su belleza, su intensidad, su extraordinaria brillantez. Después va
usted al cuarto en que vive, que es feo, no está bien proporcionado.
Usted vive en ese cuarto pero tiene cierta sensación de belleza y
comienza a pensar en la flor; entonces atrapa el pensamiento conforme
surge y lo borra. Ahora bien, ¿a qué profundidad descarta usted,
desde que profundidad niega la flor, niega a su esposa, a sus dioses,
su vida económica? Usted tiene que vivir con su mujer, con sus
hijos, con esta horrible y monstruosa sociedad. No puede apartarse de
la vida. Pero cuando niega por completo el pensamiento, el dolor y el
placer, su relación es diferente. De modo que debe haber una
negación total, no parcial, no un conservar las cosas que le agradan
y negar las que no le agradan. Bien, ¿cómo le transmite usted al
estudiante lo que ha comprendido?
MAESTRO: Usted ha dicho que en el
enseñar y el aprender existe un estado de intensidad en el cual uno
no dice «yo le estoy enseñando algo». Ahora bien, ¿este constante
borrar las huellas del pensamiento tiene algo que ver con la
intensidad del estado de enseñar-aprender?
KRISHNAMURTI:
Evidentemente. Mire, yo siento que el enseñar y el aprender son lo
mismo. ¿Qué es lo que tiene lugar aquí? Yo no le estoy enseñando,
no soy su maestro o autoridad. Simplemente exploro y le comunico mi
exploración. Usted puede tomarlo o dejarlo. La posición es la misma
con respecto a los estudiantes.
MAESTRO:¿Qué
es entonces lo que tiene que hacer el profesor?
KRISHNAMURTI:
Usted sólo puede descubrirlo cuando está negando constantemente.
¿Lo ha intentado alguna vez? Es como si no pudiera dormirse ni un
solo minuto durante el día.
MAESTRO:
Eso no sólo requiere energía, sino que también libera una gran
cantidad de energía
KRISHNAMURTI:
Pero primero debe usted tener la energía para negar.
Sobre
la educación. De la última obra editada por Editorial Edaf
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