sábado, 2 de febrero de 2013

Karma-Yoga: El Yoga de la acción consciente, Blog de Ramiro Calle en Espacio Humano



Hay numerosas ramas en el yoga, pues éste es como un gran árbol con distintas ramas y muchos frutos. El karma-yoga es de extraordinaria importancia y máxime en una sociedad donde existe una salvaje competencia y donde todo tiende a que nos mecanicemos cada día en mayor grado y vaya embotándose progresivamente la consciencia. El karma-yoga puede llegar a impregnar, inspirar e iluminar toda nuestra vida, y nos ayuda a emerger del yo-robótico en el que estamos atrapados y poder obtener un tipo confortador de motivación y alegría.
Karma es acción volitiva. Es uno de los términos hoy en día mas manoseados y desvirtuados. Karma es también la ley de acción y reacción. Cada persona va haciendo su karma, o sea su acción volitiva, momento a momento. Nuestras acciones puedes ser constructivas y cooperantes o destructivas y egoístas. El karma-yoga es el yoga de la acción más consciente, desinteresada, lúcida y menos egocéntrica. No se trata de la acción mecánica que abotarga la consciencia o de la acción compulsiva, que nada tiene que ver con la espontaneidad o naturalidad. Mediante la actitud del karma-yoga toda acción es importante para vivirla con atención plena y ecuanimidad; todo trabajo es igualmente esencial y valorarle. Si estamos alertas y somos menos personalistas y egocéntricos en la acción, ésta adquiere un carácter liberador. El karmayogui trata de mantener una mente alerta, viviendo de instante en instante y con nobleza, ecuánime y conectando con lo que deviene a cada momento. Todo adquiere así su peso especifico. Tenemos que entender que la acción no es necesariamente agitación. La acción se convierte, si la actitud es la adecuada, en una herramienta para cultivar la atención consciente y crecer interiormente. Puesto que la acción es inevitable y nadie puede vivir sin actuar, tenemos que convertir la misma en un medio de autorrealización. Tal es la meditación en la acción. Cualquier actividad, se convierte en meditación; cualquier trabajo en una herramienta de autodesarrollo. Pero el karma-yoga tiene unas leyes o claves muy precisas que vamos a enumerar:

- Haz lo mejor que puedas en todo momento y circunstancia. Da igual lo que estés haciendo, no lo hagas de un modo chapucero, negligente o inatento. Hazlo bien y con precisión, con consciencia, con actitud meditativa. Recuerda lo que dice el maestro zen: "Cuando como, como; cuando duermo, duermo". La entrega total a lo que se hace y no hacer las cosas por quitárselas del medio. Haz lo mejor que puedas la ensalada; esmérate en la caricia; prepara con amor la taza de té; habla con atención y con atención escucha; percibe como si conectaras con el alma de las cosas. Así hay menos lugar para la torpeza y más para la destreza.
- No te dejes alienar por la acción; no seas víctima de la actividad, permitiendo que te aturda, te estrese, haga de tí una hoja a merced de su vendaval. Es lo que llaman los taoístas hacer sin hacer, o sea, hacer, pero sin dejarte obsesionar ni acaparar por la acción. Una cosa es hacer lo mejor que puedas con destreza y otra que la acción te enajene de tal manera que tanto te identifiques con ella como el actos que se identifica con el papel que representa y deje de ser él mismo, alienándose. Haz, pero sin perder la conexión con tu presencia interior.
- Haciendo lo mejor que puedas en cada momento y circunstancia, renuncia a los resultados. Esta es la médula del karma-yoga. Si los resultados tienen que venir, lo harán por añadidura, y no vendrán porque te obsesiones con los mismos y pierdas toda tu energía y paz interior. No se puede empujar el río. De nada sirve que te tenses o que te angusties. Tú has hecho lo mejor que podías y así es más probable que los resultados sigan a la acción como la carreta a la pezuña del buey. Pero hay muchas variables que no podemos controlar. El campesino sabio selecciona el mejor terreno, elige la mejor simiente, planta en la época adecuada y cuida la huerta con amor, pero no depende luego de él si hay el tiempo idóneo o viene una granizada. Permanece calmo. Hay que saber esperar y esto también forma parte del karma-yoga.
- Ejecuta la acción evitando dañarte a ti mismo y a los demás. Toda criatura viviente merece amor y respeto. Es el sentimiento de compasión, que es el más bello del mundo y que nace de la reflexión sentida de que si queremos que nos hagan el bien, hagámoslo, y si no queremos que nos causen sufrimientos, no lo causemos. Sobe todo hay que apoyar y confortar a los más desvalidos e inocentes.
- El Karma Yoga nos enseña que el camino ya es la meta y que el proceso ya es el resultado, porque cada momento cuenta y tiene su relevancia. Miramos tan lejos que no vemos lo que está cerca. Estamos tan obsesionados por los logros lejanos y obsesionados por las metas que nos crean ansiedad y nos roban la frescura del momento, impidiéndonos conectar con la realidad de cada instante. Como resaltaba mi hermano Miguel Ángel en los innumerables programas de radio que hemos hecho juntos, el secreto está en aprender a elevar lo rutinario a la categoría de sublime y que incluso lo rutinario o común lo vivamos como único y no como repetitivo y así, como escribe Kipling, "llenar el minuto, inolvidable y cierto, de sesenta segundos".
- Entrénate para que tus acciones sean menos egocéntricas y personalistas y más desinteresadas y generosas, obrando por amor a la obra y no solo por los resultados. Como decía Vivekananda, que ni una onda de agitación afecte al cerebro y que vivamos en este mundo sabiendo que no somos de este mundo y que venimos y partimos con las manos vacías.
- Vigila tu mente, tus palabras y tus actos. Como dijera Buda, "si te estimas en mucho, vigílate bien". Así seremos más conscientes y nos haremos menos daño a nosotros y a los demás.
Hacernos más conscientes en la acción es puro Karma Yoga. La consciencia nos hace vivir más alertas, intensos, vitales y plenos. El yoga es un método para acelerar la evolución de la consciencia. La acción nos permite desarrollar la atención, mirar y mirarnos, descubrir y descubrirnos, ser y sernos.
Ramiro Calle
Escritor, conferenciante
Director del Centro Sadhak

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartir este texto,me ha resultado tremendamente enriquecedor..Muchas veces la obsesión por la falta de tiempo hace que asumamos muchas tareas simultáneamente,y todas o realizadas de forma mecánica o mal realizadas..Lo que lleva a una situación de insatisfacción,de sensación de falta de control y de ansiedad..Y a veces a una mayor pérdida de tiempo,que era precisamente lo que queríamos evitar. No es difícil adivinar que hablo en primera persona, así que gracias de nuevo, intentaré tener muy presentes estas máximas..¡Qué bonito sería el mundo si cada uno realizaramos cada cosa de forma consciente y amorosa!

    ResponderEliminar
  2. Cuanta razón tienes Alba, el mundo seria diferente si todos aplicáramos la atención a lo que pensamos,decimos y queremos. Esto nos convertiría rápidamente en otra sociedad. Te recomiendo los escritos "el arte de vivir" publicados con la etiqueta de Educación. Gracias por tu amable comentario. Jc

    ResponderEliminar